El SEC reconoce que un cambio como este es favorable al desarrollo del país, y que de aplicarse en su totalidad, los resultados positivos a futuro están asegurados. Por mandato constitucional el Estado está obligado a proporcionar a nuestra niñez y juventud educación de calidad.
Un país no puede salir del subdesarrollo si no cuenta con educación de calidad, como tampoco puede eliminar la pobreza si no se elevan las capacidades del sistema, desde la preescolar hasta la universitaria.
Desde finales de la década de los 80, el SEC hizo un llamado al país para que este cambio se produjera, en vista de que el modelo neoliberal, por mandato de organismos financieros internacionales y la complacencia de los débiles gobiernos, hicieron que en los años 70 el financiamiento para la educación cayera de un 7% a un 3.5% del PIB, lo que provocó grandes daños a nuestro sistema educativo, especialmente el Tercer Ciclo y la Educación Diversificada.
Esperamos que estos recursos se distribuyan de la mejor manera y que nuestros trabajadores de la educación no tengan que estar haciendo rifas, bingos y actividades extracurriculares, para recaudar fondos para el centro educativo, además de no solicitar cuotas voluntarias de matrícula a los padres de familia. Que las actividades tales como capacitación a docentes, las ferias científicas y culturales y de innovaciones, se cubran con el presupuesto para educación. Para solventar la infraestructura educativa, el mobiliario, material didáctico, crear bibliotecas y mejoras salariales para los trabajadores de la educación.
La educación es para liberar, transformar y concebir personas responsables con su familia, con la comunidad y la sociedad, constituye la mayor esperanza para nuestra Patria.
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