Durante más de 30 años, el pueblo costarricense, sobretodo la clase trabajadora, hemos sufrido los estragos de la política neoliberal, lamentablemente apoyada por vendepatrias de los partidos políticos, dirigidos por grandes empresarios, y con la complicidad de algunos medios de comunicación, que cambiaron la visión de desarrollo para desmantelar nuestras estructuras sociales, económicas y productivas.
Este modelo ha incrementado los problemas sociales de toda clase, sólo para favorecer a un sector reducido pero poderoso, que vive una realidad diferente a la del pueblo, que sufre miseria, desempleo, inseguridad, y un trato desigual en la educación y la salud; cómo si existieran dos Costa Ricas.
Así debilitaron las instituciones del Estado más rentables, para privatizarlas y recoger de las bolsas de los costarricenses, las tarifas encarecidas de sus servicios. Pretenden así acabar con la capacidad adquisitiva del pueblo y seguir acaparando la riqueza. Generan un ambiente de incertidumbre económica y social, como lo hicieron con el reciente decreto de reajuste salarial para el sector público de un paupérrimo 0,43%, una burla e irrespeto a las trabajadoras y trabajadores públicos.
Argumentan que toman estas medidas por la situación fiscal del país. Jamás permitiremos
que achaquen este problema a los trabajadores, como lo hiciera el Ministro de Hacienda al afirmar que los aumentos hechos al Magisterio, las pensiones, incentivos salariales y convenciones colectivas, son disparadores del gasto. Se escudan en estas excusas para no evidenciar su incapacidad y desidia para recaudar los tributos, y para perseguir a los sectores poderosos del mercado y las finanzas que evaden pagar los tributos.
El SEC es consciente que esta problemática es estructural, por lo que la lucha contra este problema debe darse con acción en unidad todos los sectores sociales, para exigir un cambio en las políticas sociales y económicas. Por eso, participamos en el movimiento unitario de nuestra Confederación de Trabajadores Rerum Noravum, y junto al Bloque Sindical y Social, para aglutinar fuerzas en búsqueda de este objetivo.
Como movimiento sindical unido, exigimos a los candidatos presidenciales que irán a segunda ronda, Luis Guillermo Solís (PAC), y Johnny Araya (PLN), a que se pronuncien sobre este tema, y que en caso de llegar a gobernar, se comprometan a tener vocación de diálogo, rechazar la continuidad del modelo neoliberal, y modificar definitivamente la fórmula de cálculo de los incrementos salariales, para erradicar los aumentos mediante decretazos.
Para plasmar este sentir, los sindicatos estamos consultando a nuestras bases las acciones a tomar en este tema. La solución a este problema no se alcanzará con acciones aisladas, reducidas y con protagonismo personalista, sino con un movimiento nacional con gran fuerza.
En este sentido, el SEC no se sumará a la huelga de un día que convocan algunas organizaciones para el martes 25. Somos respetuosos de su autonomía, pero lo somos más de la palabra empeñada. Nos reuniremos de nuevo el 24 de febrero para establecer las acciones a tomar, tal y como se anunció en un campo pagado el 14 de febrero, con tal de desarrollar un movimiento unitario y coordinado.
Hay que poner freno definitivo a estas burlas a la clase trabajadora. Para ello, requerimos concientizar al pueblo para que este exija políticas públicas orientadas al bienestar de toda la sociedad, y no de unos pocos. Que se fortalezca la Seguridad Social, las instituciones públicas, y se establezca una política salarial justa y acorde a la realidad, tanto para trabajadores públicos como privados.
Quienes pretendan manosear nuestros sueldos, imponer el salario único, o atentar contra nuestros regímenes de pensiones, deben saber que estamos siempre dispuestos a tomar la bandera de lucha para defender estas conquistas históricas. Saldremos a la defensa de estos derechos de manera ordenada, ya que nos asiste la razón y la justicia. Por eso, sabemos que nuestro llamado a organizar un movimiento social unido y consciente encontrará eco en el Magisterio y en la sociedad costarricense.
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